02 junio 2008

egipto 08 (aunque con retraso)

Me he prometido a mi misma escribir una buena crónica de este viaje, para así plasmar nuestras impresiones (la mia y las de mis compañeros de viaje) y poder recordarlas en un futuro. Aunque posiblemente esto último no sea necesario ya que no creo q podamos olvidar, para bien o para mal, todo lo que hemos visto, oido, olido, y sentido durante los ocho días que hemos pasado en el país de los faraones, el mítico Egipto. Voy a intentar seguir cierto orden cronológico, para que se vaya notando la evolución de nuestro estado de ánimo y a la vez pueda escribir con cierta coherencia.

Comencemos:

Dia 1

Viaje: Sevilla-Barcelona-Asuan (o Aswan), donde nos alojabamos en uno de los barcos que realizan el crucero por el Nilo. Llegamos considerablemente tarde a nuestro alojamiento, en torno a las nueve de la noche, y si tenemos en cuenta que salimos de sevilla en el primer avión para barcelona (osease a las seis estabamos en el aeropuerto para facturar), podemos facilmente deducir que literalmente estabamos reventados. Pero bueno estamos por fin en Egipto, vamos a disfrutar de los restos de una de las mayores civilizaciones de la historia de la humanidad, y cuando nos dicen que al dia siguiente nos tenemos que levantar a las dos y media de la mañana para salir de excursión hasta Abu Symbel, casi nos lo tomamos bien. Así que una cena muy rápida y a la cama enseguida que tras una leve siesta hay que salir camino del desierto!

Dia 2: Abu Symbel-Presa Aswan-Kom Ombo

Tras la leve siesta, recogemos nuestros picnics-desayuno y nos metemos en el autobus que nos lleva a traves de la carretera que atraviesa el desierto hasta el templo de Abu Symbel, a unas tres horas de Aswan. Para poder llegar a este paraje tan inóspito, desde la ciudad de Aswan sale un comboy con todos los autobuses/taxis/flagonetas que van para allá, con custodia del ejercito. En todo momento vamos custodiados y debemos de pasar distintos controles policiales a lo largo del camino. Evidentemente usamos el tiempo del autobus para intentar dormir algo más, pero aún así pudimos ver amanecer en el desierto. LLegamos a Abu Symbel sobre las seis y media-siete de la mañana, y como ibamos los primeros del comboy practicamente estabamos solos en la explanada de los templos. Se conoce como Abu Symbel a la zona donde se encuentran dos templos: el de Ramsés II y Nefertari (que no Nefertiti). Estos templos no se encuentran en su posición original, sino que tuvieron que ser trasladado cuando se construyó la Gran Presa de Aswan (la segunda más grande del mundo, tras la de china) y se formó el lago Naser, ya que sino iban a quedar sepultados por el agua. Cuando se proyectó realizar esa presa, el gobierno egpcio realizó un llamamiento a la Unesco para que ayudase a salvar un conjunto de templos que iban a ser cubiertos por el lago naser y perdidos para siempre. Debido a la colaboración que se inició con distintos paises, entre ellos españa (el templo egipcio que hay en Madrid es un regalo del gobierno egipcio por la ayuda que prestó españa, y es otro de los templos que se salvó del abandono acuático), se pudo salvar algunos templos maravillosos, como este de Abu Symbel.

La posición actual del templo, es de unos 100 m más altos que su ubicación original, y un poco más al este. Cortaron piedra a piedra el templo y fueron montándolo en un lugar seguro, a resguardo de las aguas y de la crecida del nilo. Para que la zona fuese lo más parecida a su emplazamiento original, se hizo construir una montaña de hormigon sobre el templo y recubrirla con piedra a semejanza de como estaba inicialmente. Lo mismo se hizo con el templo de Nefertari, esposa favorita de Ramsés II.
Algunas imagenes:


amanecer en el desierto


templo de ramsés II

A la vuelta, pasamos por la magnífica presa de Aswan, contrucción controlada y vigilada militarmente:



Despues, poco más visita a una fábrica de perfumes, y de vuelta al barco, a comer y echar la siesta mientras navegabamos por el nilo camino de Edfu, donde pudimos contemplar el famoso templo al atardecer. Precioso:

las dos orillas del nilo

atardecer en el nilo

templo de edfu
Dia 3: Edfu-Esna-Luxor
A la mañana siguiente fuimos a ver el majestuoso templo de Kom Ombo (bien temprano, claro está que ganamos tres horas de sueño, esta vez "solo" nos teniamos que levantar a las cinco y media de la mñn!)



cruzamos luego por la esclusa del nilo, esto le lleva bastante tiempo al barco, así que ese día pudimos descansar bastante. Ya por la noche admiramos el tempo de Luxor:


con tormenta de arena incluida. y por la noche nos fuimos en calesa a descubir la ciudad( y lo que vimos no fue nada comparado con lo que nos quedaba por ver... )Dia 4: Luxor-Cairo

Esta iba a ser otra jornada maratoniana, donde teniamos que ver los templos de Karnak, Medinet Habu, Valle de los reyes, Colosos de Memnon y templo de Hatshepsut. Y todo eso antes del medio día porque a esa hora empezaban los vuelos a el cairo. Parece mentira que nos diera tiempo de hacerlo todo, pero lo hicimos ( a costá está de levantarnos evidentemente muy muy temprano). Esto fue lo que pudimos ver:

templo de Karnak

valle de los reyes

Templo de Hatshepsut

Templo de Medinet Habu

Colosos de Memnon

y como nosotros nos ibamos en el último vuelo a el cairo, aún nos dio tiempo de ver el templo de Luxor al atardecer, y ver de nuevo atardecer en el Nilo, que es relamente maravilloso:





Dia 5: Pirámides

y aquí directamente no comento nada, porque hay poco que comentar. Solo decir, que por muchas fotos que se vean, películas o lo que te cuenten, lo que sientes estando allí hay que vivirlo, supongo que será lo mismo que ver las pirámides aztecas o incas, las figuras de la isla de Pascua o la gran muralla china. IMPRESIONANTES.









Después nos fuimos a una fábricas de papiros y por la tarde al museo egipcio. Es una pena como está de conservado, pero espero que con la nueva sede, se reestructure y permita una visita más organizada. El tesoro de Tutankamon es deslumbrador.


Días 6 y 7: El cairo

Y En este punto es cuando empezó nuestra verdadera aventura. Porque decidimos que no queríamos ir con más guias ni grupos, y que en el Cairo podíamos movernos por nuestra cuenta. Y lo hicimos, a costa eso sí, de algún que otro disgusto, y llevarnos una sensación contradictoria de este pueblo. Estos dos días vimos todo lo que pudimos de la inmensa metrópolis. Nos movimos con taxis que no tenian retrovisores, que no conocen que es el sentido contrario ni los semáforos, no digamos ya lo que es un limpiadito al coche, o al conductor...

Estuvimos visitando las mezquitas, distintas a las otomanas que vimos el año pasado en Estambul. En el Cairo la sala de oración está abierta al patio (no necesitan una pared de refugio ante las temperaturas bajas) y son mucho más altas y menos proporcinadas que las estambulinas. No quita que sean algunas sean realmente bonitas. Lo que si es cierto, es que estabamos demasiado bien acostumbrados a que en las mezquitas no tienes que pagar para ver (cosa que es verdad), de hecho en Estambul, no pagamos en ninguna mezquita salvo en una que paso a denominarse el expoliador. En el Cairo es bien distinto; nos cobraban por entrar en cualquier sitio, eramos unos dolares o euros con patas, y eso había que aprovecharlo.




Al principio pecamos de incautos, y de confiados, aunque gracias a ello vimos la realidad de la ciudad. Calles llenas de basura, sin asfaltan y sin alcantarillados. Mujeres cubiertas de arriba a bajo, miradas inquisidoras de mujeres, lujuriosas de hombres y muchachos hacia nosotras. Cabras en los tejados. Pescado podrido. Pobreza extrema:




Estuvimos también en la ciudadela, viendo la mezquita de alabastro. De vuelta, nos quisieron comprar por una oveja:


y estuvimos también en el barrio ortodoxo. Demasiado protegido por la policía. ERa ya el último día y nuestro ánimo había decaido bastante. Ibamos con demasiada expectativa, y lo que nos encontramos en El Cairo nos decepcionó bastante. Hubo momentos en los que lo pasamos mal.

Todo esto sin embargo, nos hace reflexionar de lo afortunado que somos por todo lo que tenemos, y de las insignificancias de las que nos quejamos. Nos ha servido para tener aún más los pies en la tierra. Estas cosas si no vas por libre, desde luego que no las ve. Nuestros compañeros de viaje no vieron ni olieron nada de lo que nosotros vimos. Por eso nos volvimos con un sabor agridulce, que ahora se torna cada vez mas dulce, a medida que el tiempo pasa y nos quedamos unicamente con los recuerdos buenos.

A pesar de todo, no dejo de animaros a descubrir este país, del que el Nilo es fuente de vida.

Si quereis más fotos: http://picasaweb.google.com/nigirigaeshi/Egipto08

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